Damabiah 2

Damabiah

Damabiah

Atributo: Dios Fuente de sabiduría.

Planeta: Luna.

Coro Angélico:  Guardianes.

Sefiráh: Yesod.

Horario de regencia: de  21:20  a 21:40horas.

Se lo invoca para:

  • Darnos sabiduría y éxito en los negocios.
  • Protegernos en viajes por mar.

Los nacidos bajo su regencia:

[sociallocker id=»356″]El que nace bajo su influencia tendrá una fortuna considerable y se destacará en el medio en que vive por sus descubrimientos útiles. Podrá ser llamado aventurero por vivir la vida de forma profunda.  Generoso, noble, poseedor de un espíritu elevadísimo, tendrá enorme posibilidad de éxito. Con su pensamiento positivo podrá quebrar cualquier tipo de maleficio, tendrá ayuda financiera en su búsqueda o expediciones que se pueden tomar históricas. Estará siempre cambiando de ciudad sin programar nada demasiado, dejando que las cosas sucedan por medio de la sorpresa. Estará  siempre involucrado en situaciones sentimentales múltiples. Adora la libertad y no soporta los relacionamientos tipo prisión, fiel a sus ideales, jamás hará sufrir a nadie por sus egoísmos o sacar ventaja de una persona indefensa.[/sociallocker]

Cita bíblica:

El Señor observa desde el cielo
y ve a toda la humanidad;

Salmo 33:13

DAMABIAH: ‘LA FUENTE DE LA SABIDURIA’

Aquella calma, aquella inactividad, estaba poniéndole enfermo. No era el hombre que supiera estar con los brazos cruzados cuando había tanto mundo por conocer.

Eran los pensamientos que manten1an aun despierto al joven Damabiah, a pesar de estar bien entrada la noche.

Sentado en la cubierta de aquel navío en el que tan buenas aventuras había vivido, nuestro amigo hablaba en voz alta como si las estrellas -sus únicas compañeras -, fuesen a oírle.

La silueta de la Luna se reflejaba nítidamente en las tranquilas aguas del mar. Estaba hermosa e imitaba la grandeza de su amado Sol, vistiendo sus ropajes mas bellos. Estaba llena y pletórica.

Quedo ensimismado, como hipnotizado por aquella luz, y de repente y sin saber como sucedió aquel hecho tan extraño, aquel rostro resplandeciente adquirió vida y le dijo:

-Damabiah, Damabiah, debes partir hacia horizontes lejanos en busca de la Fuente de la Sabidur1a.

El muchacho muy sorprendido se froto una y otra vez los ojos, pues pensó que debía ser victima de algún encantamiento. Pero por mucho que lo intentaba, el rostro sonriente de la Luna adquiría cada vez mas brillo.

– No puedo creer lo que ven mis ojos -grito un tanto asustado el joven -. Dime, que eres, una ilusión que va a desaparecer cuando abra de nuevo los ojos?

– Si no me crees, toma tu caña de pescar y lanza el anzuelo hacia donde yo estoy- le invito la Luna -.

Damabiah obedeció las instrucciones y lanzo el sedal con fuerza haciendo que el anzuelo llegase justo donde se encontraba aquel reflejo. Pronto noto como algo había picado y tiro con coraje, pues temía que se le escapase. El anzuelo había atrapado un pequeño cofre. Que misterioso era todo aquello?

Tomo el joven con cierto nerviosismo el cofre y lo abrió. En su interior encontró un trozo de papel muy antiguo y en el un mapa dibujado. Era el mapa que debía guiarle hasta la isla donde debía encontrar la Fuente de la Sabiduría.

Ahora si creía, y cuando fue a darle las gracias a la Luna, su rostro ya se reflejaba en el agua, había continuado su camino en el firmamento.

Al día siguiente Damabiah recluto a 40 hombres, fuertes y bregados pescadores que al igual que el sentían un especial amor por la aventura. Les prometió un tesoro muy valioso si lograban llegar hasta la isla de Yeshoch.

Con la subida de la marea partieron rumbo a recorrer los 6 puntos cardinales. Ningún obstáculo impedirá lograr su objetivo.

Y aunque su valor era evidente, muchos de los tripulantes dudarían de el en aquel atardecer.

Una terrible tormenta se desencadeno en pocos minutos. El viento era un ciclón y amenazaba con mandarles al fondo del mar si no arrasaba pronto.

Los marineros que eran muy supersticiosos murmuraban entre si que alguien les había hecho sin sortilegio y había despertado la furia de los espíritus infernales del mar. Aquel temor se fue extendiendo entre los demás y tuvo que intervenir Damabiah para evitar que el pánico se hiciese colectivo.

– Sacad el miedo de vuestras mentes y que hierva la sangre en vuestras venas. !Vamos!, tenemos que vencer nuestras debilidades y la tempestad desaparecerá.

Y así fue, cuando aquellos marinos lograron poner orden en su interior, el temporal amaino, y la calma volvió a reinar.

A la mañana siguiente avistaron tierra. Habían llegado a su destino. En la isla de Yeshoch encontraron una verdadera Fuente de Sabidur1a y muchos quedaron en aquella isla para siempre. En cambio otros prefirieron volver cargados de tesoros y riquezas para comprar con ellas nuevas tierras.

Al final, tanto unos como otros lograron encontrar la felicidad.

Fin

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